-Oficina#1, Centro de Arte Los Galpones, Caracas.
15 Mayo-26 Junio 2011.
ISLEÑOS DE TIERRA FIRME: GENEALOGÍA FAMILIAR Y TERRITORIO EN HAYFER BREA
La memoria está modificando la geografía mundial, tanto como los fenómenos climatológicos. Sin embargo, esta alteración de la configuración convencional de los territorios no es tan literal como cuando un Tsunami arrasa la costa de un país. Lo que estamos presenciando es la mudanza simbólica de un lugar a otro. En pleno bosque húmedo tropical pueden aparecer montañas nevadas y crecer plantas oriundas de otra parte. Los sitios cambian de nombre y los aborígenes de un lugar acaban por asentarse en una locación distinta a la que habitaban originalmente. Esa mutación de los espacios y los modos de vida tienen que ver con el efecto cultural de las migraciones y la recuperación afectiva de esos recorridos.
“El Teide: mis raíces canarias”, título de la más reciente individual de Hayfer Brea en Oficina # 1, propone una relación entre la genealogía familiar y el territorio. Allí colindan dos geografías: la patria de origen de sus ancestros y la tierra de adopción, donde se prolonga su linaje en el suelo vernáculo. Además del pico congelado del Teide, la montaña más prominente de Tenerife, sus otros puntos de referencia son La Caldera del Taburiente en La Palma y el pacífico contorno del Ávila caraqueño. Esos íconos naturales prefiguran un horizonte común, ámbito de confluencia del mundo insular y el espacio continental. El artista no magnifica la épica que acompaña estas fluctuaciones migratorias; por el contrario, prefiere evocar de manera indirecta el legado de sus parientes canarios por medio de imágenes, objetos y símbolos reunidos en una instalación. Se inscriben dentro de esa lógica la recreación gráfica de dos dragos, arboles mitológicos que responden a los nombres de Icod de los Vinos y Gemelo, ubicándose en Tenerife y La Palma, respectivamente. Complementan el conjunto tres telas bordadas, rematadas en croché, facturadas por su mamá y su abuela con palabras guanches que designan lugares y vocablos frecuentes empleados por sus familiares en Caracas. De igual manera, la propuesta incluye publicaciones turísticas relacionadas con las Islas Canarias y rocas volcánicas del Teide.
Con esta estrategia, la exposición añade un acento promiscuo a la tradición paisajística local que lo acerca a los postulados geo estéticos de Claudio Perna. En franca tensión con el canon prefigurado por los pintores viajeros del siglo XIX y las posteriores variaciones de los protagonistas del círculo de Bellas Artes y La escuela de Caracas a comienzos del siglo XX, el trabajo de Brea propone una cartografía impura que excede los límites del espacio autóctono e incorpora íconos y accidentes de la topografía foránea. Sujeto y territorio forman parte de un trazado etnotópico, diferente de aquel que delinean los mapas a partir del cálculo proporcional de las distancias. Aquí no hay un ser definido o esencial sino un modo de habitar en el cruce de dos geografías y en los itinerarios que estas suponen, tal como se aprecia en la instalación en la cual se muestra el perfil unido de El Teide y el Ávila. Visto así, los canarios de la llamada “tierra de gracia” son habitantes de un paisaje alegórico, donde las imágenes, los objetos y las palabras redibujan el espacio jurisdiccional de una comunidad, cuyas coordenadas de emplazamiento no son físicas sino afectivas.
Félix Suazo.
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